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PEDRO ALMODÓVAR - TRES FACETAS (THE END MAG)

Cecilia Roth en LABERINTO DE PASIONES (1982) de Pedro Almodóvar. El Deseo S.A.
ALMODÓVAR – Tres Facetas
Por Fernando Chaves

El impacto que pueda tener una Obra de Arte cuando está torna su actitud pulcra, profunda y lírica al servicio de la diversión, es cuando algunas películas logran ser este entretenimiento autentico, legítimo: Diversión tan pulcra, profunda y lírica que logra comparecer ante los adjetivos más fuertes que hayan en contra del Cine de Género (Por parte de los Académicos, especialmente). El Melodrama y la Comedia de enredo se comprometen al juego diabólico del autor de poner el mundo al revés a causa de corazones rotos, traiciones, enamoramientos y algunas otras filias pasionales. Aunque Almodóvar sea más que un icono, creando un universo ya identificado por el público - también ha sido fiel a sus obsesiones personales, desgajando temas como La vida, La Muerte, La Prostitución, Las Drogas, El Dolor, El Placer, Las Madres, Las Hijas... Mientras tanto, en la obra de Almodóvar existió siempre una constante evolución de ese choque de géneros dramáticos - entre La Farsa, La Pieza y la Obra Didáctica - explotados por un amalgama de personajes con fuertes problemas emocionales, muy característicos y bastante definidos por la más pura y más sincera ironía. Analizamos tres facetas, a través de tres cintas, qué caracterizan la evolución de uno de los directores y productores más importantes de habla Hispana, aún activo en el negocio de crear infiernos y paraísos; disfrutado ya por casi tres generaciones diferentes.

ALMODÓVAR SOCIOLOGO - LABERINTO DE PASIONES (1982)

Una odisea entre Putas, Maricones y Punks, Laberinto de Pasiones, el segundo largometraje del irreverente y joven autor, tiene absolutamente todo lo que la Academia rechaza de los experimentos de aquellos directores jóvenes que usan el Cine como medio de liberación - exactamente el mismo motivo político y objetivo social de "La Movida Madrileña". Laberinto de Pasiones es Una Fotonovela Pop! para chicos y chicas rebeldes, el cual despunta la lanza con su sátira, salvaje e incontenida, acerca de las calles de la ciudad, los extravagantes animales que la habitan y sus apasionadas preocupaciones morales. La pareja romántica (Pues es una Historia de Amor, después de todo) es conformada por una cantante ninfómana, hija de un científico impotente, llamada Sexilia (Esplendorosa Cecilia Roth), la cual se enamora del alocado y maricón Príncipe de Teeran (Imanol Arias) Riza Niro, el cual se ha escapado de su lujoso palacio para esconderse en la Moderna Madrid y tener sexo sodomita con terroristas, travestis, groupies y junkies en discotecas subterráneas y viejos y destartalados edificios de la suburbia capitalina.

A través del folletín, estos bellos energúmenos follan, se putean y se cagan, no sólo de manera literal – como en la famosa escena casi al final del filme en donde una pobre encargada se caga por culpa de inoportunos obstáculos impuestos por el dramaturgo - sino de forma indirecta frente a todos los valores distintivos de la radical España Franquista: El Equilibrio Familiar y el Patriarcado, patriota, católico y restringido. A diferencia de Pepi, Luci, Bom y Otras Chicas del Monton, un experimento consciente de Mal Gusto, (Evidentemente inspirado por las películas de John Waters basado directamente en un tema eterno como lo es la independencia femenina), en Laberinto de Pasiones, la lírica del autor es más confidente y atrevida. Jugando con cada escena, cada situación turbulenta entre el drama y la risa, muestra a un artista en su jugo, liberando sus obsesiones dramáticas a través de las formas, qué en este caso se adhieren a los textos, remarcados como bocadillos de comiquitas y estilizados con exclamaciones e interrogaciones para someterse a una aventura, catastrófica pero confeccionada desde el corazón. Es una película de pura tripa. Después de todo, más allá del Shock de su primera película Feminista, es está declaración Trash acerca de la sociedad la qué abre una verdadera preocupación en el estilismo plástico del Sátiro Pop Manchego; el experimento estético se transforma en la trova de una ciudad en crisis – entendiendo la crisis como una nueva forma de descubrimiento y evolución social –  qué se reconoce a si misma y se desnuda como realmente es ante el espectador. 

Por supuesto no es la única película, ni Almodóvar ha sido el único qué en ese momento logro retratar el fenómeno del resurgimiento juvenil como ente político a través de lo ilícito, las drogas y el sexo. Eloy De la Iglesia, José Antonio de la Loma, Iván Zulueta (Quién diseño el afiche de este film) y Carlos Saura, varios años antes contaron diversos cuentos morales sobre Ricos y Pobres, Ninfómanos y Junkies, bajo la lupa de la ciudad y su dicción política formada por la guerra. Si bien, ni Almodóvar hizo está película como un estudio sociológico directo ni los críticos de Cine ni Académicos la han tratado como tal, si es imposible dejar escapar del imaginario político eminentemente anárquico y radical qué la película propone, no a través del Poder, ni a través del Dinero, sino a través del Amor y los Sentimientos.

Por supuesto, esto abrió paso a qué el autor lograra crear propuestas más solidas y formales frente a todos estos problemas en sus siguientes películas, además de contar con costos de producción más elevados, obligándole de cierta manera a sustentarse en narrativas más convencionales – y es por esto qué LABERINTO DE PASIONES resulta aún tan fresca: su modernismo no pasa de moda. Se reinventa, como fenómeno y como momento histórico, lucido, inesperado e irrepetible.

ALMODÓVAR MISTICO - MATADOR (1986)

Es quizás está una de las películas qué más boca abiertos ha dejado a los espectadores y ha resultado, al pasar de los años, en ser una Obra menor a estudiarse con más detenimiento debido a su innegable magnetismo y su punto de vista sobre lo Erótico en el Cine.  Un Torero (Nacho Martínez) y una Abogada (Assumpta Serna) se enamoran tras darse publica la fallida violación por parte de uno de los tímidos y retraídos alumnos del Matador (Antonio Banderas) a su novia Eva (Cobo), una pomposa modelo de pasarela. La Policía (Eusebio Poncela), junto a una peculiar Psicóloga (Carmen Maura), investigan varios misteriosos asesinatos carnales cuyas victimas han sido tanto hombres como mujeres. En esto, el alumno tiene visiones espantosas sobre la muerte, especialmente el día del Eclipse Solar.

La película es menos complicada de lo que pretende o de lo qué parece - el relato evita está vez exprimir la farsa y la sátira que tanto caracterizan al autor (A excepción de esa maravillosa escena tras bambalinas con las Modelos Junkies y en la que el director interpreta a un diseñador de moda qué bien podría ser un Director de Cine genial) para crear pastiches qué erotizan la muerte escena tras escena. Almodóvar nos asalta bajo el hipnotismo de la violencia implícita, encarnada en los cuerpos de sus actores; todos comandados bajo orden de la dominación sexual, igualando a la Faena del Torero con la de un Orgasmo femenino. Basándose enfáticamente en la Tauromaquia y a la extensión de está en la cultura Española, y su reveladora relación qué se nos expone aquí, con el sexo, el placer y la muerte, la enérgica experiencia dramática encausada por el rojo pasión – rojo sangre de las cortinas, los vestidos largos, el capote y los labios femeninos, compactan el estilo Almodovariano con el extraño y esotérico mito del relato.

La película pierde el rumbo como folletín destrozando el enredo y transformándose, al final, en una pequeña puesta en escena sobre la perversidad del sexo que caza más dentro de la definición del mito trágico que el de la fotonovela. Su innegable apego dramático al Teatro o a la Opera son indelebles aquí. Pero dentro de todo, se siente la invención espiritual del Cineasta y el Cinéfilo: En una de las escenas más recordadas de la cinta, La Abogada y El Torero se conocen en la oscuridad de una sala de Cine qué presenta el “clímax” final del Western DUELO EN EL SOL (1946) de King Vidor. Casi bajo la formula inequívoca del encuentro homosexual privado y anónimo de un Teatro Porno, ambos deciden verse en el baño tras haber observado la última escena de sacrificio pasional entre Gregory Peck y Jennifer Jones. El Suicidio como una Última Carta de Amor; sólo en el imaginario del Manchego podría llegar a ser una verdadera historia de Sadomasoquismo, narrada como una tragedia de amor a la qué el publico no desagrada como si estuvieran viendo una película de terror. Con historias de este tipo, es muy difícil lograr llegar a ser universales; y es innegable qué está cinta tiene un poder irresistible de atracción y misterio qué provoca la más inocente e insaciable de las curiosidades.

ALMODÓVAR LACRIMOGENO - TACONES LEJANOS (1992)

Un Melodrama de Re-Interpretaciones; una mascarada color cereza cuya sinopsis es tan solo un gran McGuffin - Almodóvar nos hace creer que es una película policiaca, en donde debemos averiguar si fue la hija Rebbeca (Victoria Abril) o su famosa madre, la cantante de música de despecho Becky Del Paramo (Marisa Paredes) quién ha asesinado al amante de ambas, el director del noticiero en la que la hija trabaja como presentadora. En medio del meollo está Miguel Bosé (empoderando su posición como Icono Pop! hispanoamericano), interpretando al detective que intenta resolver el caso.

No. Realmente no importa quién asesino a quién - los puntos de giro son eminentemente dramáticos pero no revelan misterios sino verdades emocionales, confesiones intimas entre mujeres, como en los melodramas clásicos de Hollywood: Hay un punto entre Mildred Pierce (1945) de Michael Curtiz y Escrito en el Viento (1956) de Douglas Sirk, en el que el autor ha encontrado, por medio de una sarta de clichés que comparten la pasión y la ironía, una verdad autentica sobre lo femenino; la tortura implícita, el sacrificio religioso de ser mujer. Mientras que en sus comedias desvela la energía y el empoderamiento, en sus tragedias (manchadas de un humor negro delicioso, irremplazable) desvela a la mujer en todas sus debilidades - pero en vez de culparlas por su sufrimiento, encuentra en ello una forma de complicidad, una fortaleza que es totalmente humana.

En está etapa, Almodóvar ya había sido nominado a un Oscar a Mejor Película Extranjera por su comedia Cukoriana, Mujeres al Borde de un Ataque de Nervios (1988), con lo cual empezó a  ser más frecuentado por la audiencia Hispanoamericana, tildándolo como un director de referencia.  Y sin embargo, Tacones Lejanos tiene está especie de sensibilidad (Y humildad) qué otras películas más premiadas como Todo Sobre mi Madre, Carne Trémula y Hablé con Ella no comparten a pesar de su complejidad dramática y su “seriedad”. Hay un disfrute del Kitsch qué se siente ajeno a nuestra sobre justificada Posmodernidad: Bibi Andersen baila un merengue de Los Hermanos Rosario con un ensemble de carcelarias como si fueran coristas de un decadente musical de Busby Berkeley ; Miguel Bosé interpreta a un imponente travesti llamado “Letal” qué canta la canción "Un Año de Amor" - tema de culto en los Bares Gays Chapinerunos; mientras Marisa Paredes quien, aún siendo mujer, personifica como un transformista a la baladista Luz Cazal en una hermosa rendición del tema "Piensa En Mi"; todos son inundados de colores rojos y rosados fuertes qué se quedan en nuestro inconsciente, invocando nuestro más sincero “espíritu y estilo” con respecto a lo banal, revalidando a los Géneros Cinematográficos como execrable divinidad. Con Almodóvar, para este momento – y antes de pasar a proyectos de gustos dramáticos más “aceptables y académicos” – hace presencia irrevocable en nuestras pantallas, no como un autor multipremiado o un erudito de la imagen Queer, sino como un sincero observador de la vida y el desamor, como problemas universales qué no envejecen, ni tienen tiempo ni edad. //  




PEDRO ALMODÓVAR - TRES FACETAS (THE END MAG)
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